martes, 5 de marzo de 2013

cuarta parte


Mi abuela me levantó para ir al instituto, me vestí intentando no despertar al ser que dormía en mi cama, desayuné y me fui al instituto, fue un día normal hasta que llegó la hora de matemáticas, cuando empecé a sentir una energía maligna detrás mía, por pura intuición me fui levantando lentamente atrayendo las miradas de todos mis compañeros.
-Rubén ¿qué te pasa?
-Quién anda ahí- no oí ninguna respuesta, por lo que lo volví a repetir-he dicho ¡que quién anda ahí!
Dije tirando una daga que tenía escondida en mi manga, de repente la daga se paró a medio camino entre la pared y yo y una figura empieza a aparecer de la nada, provocando los gritos de todos mis compañeros, me acerco a la figura y descubro que es el demonio que nos atacó a mí y a Temerario, lleno de ira me lancé hacia él, pero antes de que le pudiera golpear una energía me empuja hacia atrás haciendo que me golpease con la pared del otro extremo provocándome un gran dolor en la columna.
-Jajajaja, como era de esperar el caballero defiende a sus amigos-dijo el demonio con una voz tenebrosa-¿y qué pasaría si golpease a uno de tus amigos?
-Pues que morirías-dije levantándome muy lentamente.
-Eso habrá que verlo.
Cogió a uno de mis amigos y lo golpeó contra la pared haciéndole una contusión en el brazo, cuando lo dejó en el suelo se acercó a mi a una velocidad increíble y cogiéndome del cuello y alzándome me dijo:
-¿Dónde está?
-Donde está el qué.
-No te hagas el tonto me refiero a Hidesato.
-¿Hidesato?
-Sí, la especie de dinosaurio celeste al que ayudaste.
-Aquí estoy-dijo una voz a espaldas del demonio.
-Apareciste al fin.
Me soltó y se encaminó hacia Hidesato le propino un golpe en la cara haciendo que se callera, luego le dio una patada en el estómago y le clavó una espada que tenía en la parte de detras en un brazo haciéndole una fea herida, sin pensármelo dos veces me lancé encima del demonio y le golpeé en la cabeza pero no le hice nada, me cogió y me lanzó por los aires hasta que me estampé contra el suelo, sin previo aviso pone su espada en el cuello de Hidesato, de repente una fuerza empieza a fluir por mi cuerpo, miré mis manos y veo que están ardiendo pero a mi no me hacía nada, mis ropas empiezan a desaparecer y en su lugar empiezan a aparecer las ropas blancas templarias cuando el fuego se extinguió vi en mi mano izquierda mi escudo y en mi mano derecha mi espada, pero al fijarme mejor vi que no era mi espada, la que tenia en esos momentos era muy ancha y de un color azulado, me quedé contemplándola hasta que una voz dijo:
-¿Qué ha pasado?-era el demonio quien habló-no puede ser.
-¿Estás listo para tu final?-dije poniéndome en posición de ataque.
-Es irónico que digas eso cuando aún no me has matado.
Me lancé contra el demonio trazando un arco descendente hacia uno de sus flancos, con una de sus espadas me intenta parar el ataque pero en el último momento rectifico la trayectoria de la espada y trazo un nuevo arco en horizontal hacia las piernas, esta vez doy de lleno y le hice un corte profundo en el aductor haciendo que sus movimientos al depender de la pierna fueran mas lentos aprovechando eso le pegué una estocada en el esternón, sin darme cuenta una flecha salió disparada de su manga y me dio en el hombro derecho, de repente empiezo a ver borroso y la espada me pesa cada vez mas, suelto la espada y el escudo y me caigo al suelo casi sin conocimiento, una mancha borrosa se acerca hacia mi y siento algo frío clavándose en mi pecho.
-¿Listo para morir?
-¡Alto!
Miro hacia detrás del demonio y una luz muy brillante me ciega por unos instantes, cuando consigo ver bien vi donde tuviera que estar Hidesato veo un dragón con un pelo púrpura y aún impresionado por su esbeltez me doy cuenta de que en verdad es Hidesato que se había transformado.

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