martes, 20 de marzo de 2012

Diario de Noelia

22 de Junio de 2012
Querido diario:
Esta mañana me ha costado mucho levantarme, anoche nos acostamos mas de la una de la madrugada, tanto que he llegado un poco tarde al último día de instituto.

Solo hemos estado las tres primeras horas de clase, y a la tercera nuestra tutora les recordó a todos que mañana sería cuando me partiría. Me dijo, que aunque me fuera, que siguiera siendo igual de buena tanto en los estudios como en persona y me dio un regalo de parte de toda la clase.
Al final, casi todos, se despidieron de mi, algunos hasta con lagrimas en los ojos.
Cuando sonó el timbre salimos mientras nuestros padres iban entrando y recogían nuestras notas. Yo no soy de suspender muchas, aunque con esto del traslado de país, al fin y al cabo, me dan el graduado de la ESO.
Todas mis amigas estaban muy tristes, sobre todo Raquel, y les pedí que no me dejaran de escribir y que ya les contaría cómo me va.
Todo fue muy melancólico y muy triste, me despedí de mis profesores, a los que les tenía más cariño, y de mis compañeros.
Cuando llegué a casa vi cómo se llevaban todas nuestras cosas y las metían en camiones, cuando lleguemos a Colonia nos las devolverían, me dijo mi padre. Subi corriendo a mi cuarto y era el único que quedaba por llevarse, me daba mucha pena pero al menos tendría todas mis cosas y mis recuerdos conmigo.
Cuando estaban todas las cosas en los camiones, se fueron y nosotros cogimos nuestras maletas y nos dirigíamos al aeropuerto. Cuando de repente escuché alguien llamándome, me di la vuelta y era Raquel corriendo a toda velocidad.
Cuando llegó me dio un abrazo y con lágrimas en los ojos me dio una carta, en la que decía que solo podía leerla cuando hubiese llegado a Colonia. Después me dio una foto doblada, y cuando la abrí la reconocí de inmediato. Era nuestra primera foto juntas, parece como si fuese una tontería, pero a partir de ese día empezamos a conocernos y a ser mejores amigas. Le prometí que siempre me acordaría de ella y guarde esa foto en mi cartera, para nada más llegar allí guardarla en un sitio seguro.
Cuando se fue, mi tía nos recogió y nos llevó hasta el aeropuerto. Nos montamos en el avión que nos correspondía y después de tantas horas de vuelo notaba cómo alguien me llamaba despertándome. Era mi hermano diciéndome que ya habíamos llegado.
Después de coger un taxi, un autobús, otro taxi, otro autobús, etc. Llegamos a un hotel en Alemania capital , aunque Colonia estaba un poco lejos, el avión había despegado más tarde de lo previsto, por eso nos quedamos a dormir allí para al día siguiente coger otro avión. Era un día agotador y lo único que quería era dormir.

Noelia

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