martes, 20 de marzo de 2012

Diario de Noelia

17 de Septiembre de 2012
Querido diario:
Después de tres meses de relax, ha llegado el día mas esperado: la vuelta al instituto. Estaba muy preocupada aunque al final todo ha salido muy bien.

Los horarios de los institutos depende de la zona, pero he tenido suerte y me tengo que levantar a las siete y media para entrar a las ocho. El instituto está cerca, por eso voy andando con Giselle y Gerard.
Al ser el primer día, fui con mi madre porque tenia que hablar con la directora, aunque ayer ya nos habíamos conocido.
Ayer nos citó para que fuésemos a hablar con ella sobre el curso y el idioma. Ella es profesora de inglés y no tuvimos problema en comunicarnos, pero en las clases no todos los profesores hablan inglés, por eso me ha asignado una profesora de alemán por las tardes, para que aprenda más rápido.
Cuando llegamos, vimos como cientos y cientos de estudiantes entraban. Cuando había menos gente, entramos, saludamos a la directora y un profesor me dijo dónde estaba mi clase y me acompañó hasta ella.
Había muchas clases, todas pintadas diferentes y con un cartel dónde ponía el curso.
Entré en una de las clases, todos se sentaron y escucharon al profesor cómo explicaba que había una alumna nueva y todo lo que se dice cuando alguien entra nuevo.
Vi a todos mis vecinos, vestidos con una especie de uniforme. En ese momento quería salir de allí corriendo. Nadie me había dicho nada del uniforme.
Cuando terminó de hablar, me preguntó en inglés mi nombre, edad y de dónde venía. La voz me temblaba pero aún así pude contestar.
Solo quedaba un sitio libre, justamente al lado de Gerard, así que me senté e intenté entender al profesor mientras hablaba.
Como no entendía nada de lo que decía y Gerard se dio cuenta, cogió un papel y empezó a escribir varias palabras y frases que decía el profesor, pero en español.
A la siguiente hora, nos tocaba inglés. Ahí me sentía muy a gusto y pude entender todo lo que decían. En cambio el resto de la clase, aunque tenían muy buen acento, no tenían ni idea a la hora de hablar.
Cuando terminamos la siguiente hora, había una especie de “recreo” (como llamamos en España) y cada uno con su comida, hacía como un segundo desayuno en el comedor.
Como yo no tenía ni idea no me llevé nada, pero Gerard al verme sin nada, me dio un poco de su bocadillo.
El resto del día me fue bien, conocí a más gente y me preguntaban costumbres españolas.
Al salir volví andando con Giselle y Gerard. Me preguntaron cómo me había ido el día y les pregunté sobre el uniforme, los libros, etc.
Cada uno nos fuimos a nuestra casa. Cuando llegué mi hermano ya estaba allí y mi madre terminando de hacer la comida.
Le pregunté a Miguel por su primer día de colegio, y según él es muy difícil de entender a los alemanes y aunque para él va a ser más fácil de aprender a hablar, no está mucho por la labor.
Terminé de comer y estuve contándole todo lo que me había pasado en el instituto a mi madre.
Le dije que tenía que comprarme un uniforme. Me hacia ilusión, nunca había tenido uno.
Como mi madre no tenía ni idea, llamó a Berta y ella le dijo para que fuéramos juntas a la tienda. La recogimos en coche y fuimos junto con su hija la menor, Angela a la tienda.
Allí me probé la falda, la camisa, etc. Cuando estaba todo a mi medida, mi madre lo compró y nos fuimos las cuatro a una cafetería.
Cuando llegué a casa, tuve que hacer la redacción que nos había mandado nuestro tutor. Claro que el único problema era que cómo la iba a hacer yo en alemán.
La hice primero en español y después llamé a Gerard para que me ayudase. Estuvimos el resto de la tarde con mi redacción, me ayudó a traducirla y a la vez aprendí mucho.
Aunque ya no me tendría que dar más clases, ya que la directora me ha asignado una profesora particular, y no le podía decir que no.
Me duché, cené y me acosté cuanto antes.
En verdad, me había ido muy bien el día y tengo ganas de que sea mañana.

1 comentarios:

Víctor dijo...

Muy bien todo el diario, Patricia. Me ha parecido un trabajo estupendo.