viernes, 23 de marzo de 2012

Diario de Noelia

14 de Noviembre de 2012
Querido diario:
Dentro de un mes, está aquí la Navidad y sobre todo las vacaciones. Ahora estamos en los exámenes finales así que tengo que apretar y darle una alegría a mis padres.

Como todos los profesores saben mi situación, me refiero al idioma, y están viendo que me estoy esforzando en aprender alemán, han decidido examinarme de todas las asignaturas, como el resto de alumnos, pero en vez de en alemán, en inglés. Estoy muy contenta, la verdad es como si me hubiera quitado un peso de encima, aunque igualmente tengo que estudiar la teoría, sea en inglés o en otro idioma.
Como se lo dije a Gerard ya no voy tanto a su casa, aunque él me sigue diciendo de quedar aunque sea para estudiar en inglés.
La mayoría de los exámenes me han salido muy bien y no creo que vaya a suspender nada.
Después del castigo que me pusieron por llegar tarde, siempre he estado muy pendiente de la hora.
Solo un día llegué un poco tarde pero porque Berta me retuvo en su casa un momento, para darme un postre típico alemán a cambio del almuerzo que hicimos en nuestra casa. Le dí las gracias y cuando llegué a casa se lo expliqué a mis padres y nos comimos el pastel. Nunca había oído hablar de él, pero eso sí, estaba riquísimo.
La relación con los vecinos va cada vez mejor, aunque no conozco a todos. He estado hablando con todos los vecinos y me contaron que si que había otra familia, pero que no se dejaban ver mucho y no se relacionaban. Era todo muy raro, por lo visto los días que yo llegué ellos estaban de vacaciones.
Cuando llegó el siguiente fin de semana, me enseñaron dónde vivían, era una casa muy bonita, casi como la nuestra, aunque tenía curiosidad por saber quien vivía allí. Aunque ya lo descubriría.
Hemos estado hablando, mis padres y yo, sobre hacer algún viaje en Navidades y yo les dije de volver a España, aunque solo fuera para unos días.
Me hacía mucha ilusión está en mi tierra, sobre todo en Sevilla, es una ciudad tan bonita… y sobre todo echamos de menos su clima y su gente. Allí la gente es muy abierta y simpática. Mis padres nacieron, al igual que yo en Sevilla, y de toda la vida hemos crecido allí.
De aquí a las fechas de Navidad intentaré convencerlos, y así darles una alegría a mi familia y a mis amigos. Después de varios días volví a hablarle sobre el tema y de la manera que me respondió, me da la sensación que ese viaje no podrá ser. Al menos tengo un poco de esperanza.
El mes pasado te escribí sobre mi hermano y sus amiguitos, esos que no me gustan, ¿no? Pues estate atento porque la cosa no acaba ahí. Hace pocas semanas, un día por la tarde, yo me estaba arreglando para salir y mi hermano ya se había ido hacía mucho para jugar al fútbol, llamaron a la puerta repetidas veces. Era un poco raro porque ni mis padres se imaginaban quién podría ser. Abrieron la puerta y vieron a una mujer de cuarenta y pico años muy enfadada y con dos macetas en una bolsa, las dos estaban hechas añicos. Al lado, como no, mi hermano que encima de desobediente, tonto. Mediante mi madre iba hablando con la mujer, yo me fui enterando de todo lo que había pasado desde las escaleras. Mi hermano y sus amigos se habían colado en el jardín de esta mujer y ella justamente los pilló rompiéndole las macetas, como si tirar macetas al suelo y romperlas fuera un nuevo juego. La mujer no venía a cobrarnos los daños, sino que nos diéramos cuenta que esos niños no son bueno para Miguel. Ya habían hecho alguna vez otra cosa como esta, por eso la mujer nos venía a avisar de los otros niños.
Mi madre muy avergonzada le pidió disculpas y obligó que Miguel también las pidiera. Le preguntó que donde vivía para darles las dos macetas que habían roto, dijo que no hacía falta, aunque con tanta insistencia de mi madre, le dijo que vivía en la última casa de la derecha.
Después de un rato mi madre cerró la puerta y llevó a mi hermano al salón. Yo me subí a mi cuarto, prefería no revivir la bronca que me habían echado hacía meses. Sé que mi madre le dejó bien claro a mi hermano que no volvería a salir por las tardes, a partir de ahora a hacer los deberes y estudiar mucho que es lo que necesitaba, y que lo de los partidos se lo pensaría. Lo de los amigos estaba ya claro, esto se lo comentaría a los vecinos y si alguien le dice que le ve con esos niños o incluso yo o mi padre, estará fuera del equipo de fútbol directamente.
No sé cómo van a reaccionar los amigos y ni tampoco cómo se va a tomar el castigo de mamá, pero aún así si se ve solo en casa o necesita a alguien con quien jugar, yo voy a estar ahí con él.
Cuando mi padre llegó de trabajar y mi madre se lo contó, Miguel se llevó doble bronca y yo la verdad no quería saber mucho. Yo cogí mi reloj y salí a la calle.
Todo le pasa por juntarse con quien no debe.
Noelia

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